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Tupiza desde la cabeza del Elefante (3513m), en
donde nidifica el cóndor
-21.425455° -65.692727°
→Mapa |
¡Eso corta el respiro! La vertical roca de piedra
arenisca del Cerro Elefante cae entre 200 y 300 metros.
La quebrada con el río seco está 500 metros más abajo y
esta foto la saqué estando parado en un peñasco a un
paso del precipicio. Por atrás del Elefante y 120 metros
más abajo está la meseta de la Pampa Chuchuli con la
estancia del mismo nombre. De ahí baja una senda muy
empinada y muy mala los 400 metros para llegar en seis
kilómetros a Tupiza que aquí divisamos atrás del
colorado Cerro Yurcuma. Cuando trepo esta senda con el
sol ardiente por encima y sudando siete camisas, de vez
en cuando encuentro a la viejita de la estancia andando
con bastón, que baja a vender su quesito de cabra o doy
con los niños en su camino a la escuela. Eso me hace
pensar en los chiquillos en la ciudad que a su escuela
ni dos cuadras van caminando sin que su papi les lleve
en coche... |
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Tupiza - Avenida Pedro Arraya
-21.44297° -65.71806° 2958m
→Mapa |
Cuando elaboraron el plan de urbanización de Tupiza
ciertamente estaba previsto que la ancha Avenida Pedro
Arraya sea la principal del pueblo ¡Propósito muy
equivocado! Hoy en día está entre las más calmas de la
villa y toda la vida comercial se desenvuelve en la
paralela y angosta Avenida Chichas. Allá la vereda no se
puede usar pues está ocupada por mercadería de los
vendedores, mitad de la calzada está ocupada por
vehículos estacionados y por lo demás corren los coches
manejados por los chóferes los más desconsiderados que uno
pueda imaginar. Así el peatón que ama a su vida mejor
transita por la Avenida Arraya – con excepción de jueves
y sábado, cuando aquí tiene lugar la feria semanal de
Tupiza. Ésta va ocupar la Avenida entre la Estación de
Ferrocarriles y la Plazoleta del Mundo. Los jueves es
feria grande, mientras que los sábados es más reducida.
En esta feria se vende sobre todo artículos generales de
consumo: ropa, calzado, vajilla de mesa, artículos de
tocador, electrodomésticos etcétera, semejante al
Mercado Negro en Avenida Chichas que tiene tiendas fijas
y opera todos los días de trabajo. Los campesinos antes
vendían sus productos en la Avenida La Paz que también
representaba un embotellamiento permanente. Sin embargo
ahora construyeron un mercado cubierto del mismo nombre
La Paz en dicha avenida. Además los domingos los
campesinos tienen mercado en el barrio de Villa Fátima
en la salida a Palala y varios otros días en el Mercado
Campesino al sur de la Terminal de buses y por fin
existe más un mercado cubierto para productos
alimentarios con el Mercado Central en Avenida Chichas. |
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Ataque de un enorme Jote de cabeza roja juvenil (Cathartes aura)
por las rocas del Cerro Yucu Pururo
-21.466940° -65.758951°
→Mapa |
Los buitres del Nuevo Mundo se encuentran distribuidos
por casi toda América. Se alimentan de carroña y a veces
de vegetales y de pequeños animales vivos. No están muy
emparentados a los buitres del Viejo Mundo, también
carroñeros, aunque se parecen mucho debido a la
evolución convergente. Por varias razones de anatomía,
de comportamiento, y sobre todo de genética, actualmente
son considerados los parientes más cercanos a las
cigüeñas. Eso se aplica también al cóndor. Los Jotes
figuran entre las muy pocas aves con un buen sentido del
olfato.
El Jote de Cabeza Roja pesa entre 1.4 y 2.8 kilogramos, mide de
60 a 80 centímetros de longitud y tiene una envergadura
de unos 2 metros. Un comportamiento común de este ave es
planear muchas horas a grandes alturas casi sin aletear,
buscando por medio de la vista y del olfato animales
muertos para alimentarse. Frecuentemente se balancea de
manera que parece borracho, a veces haciendo plateadas
las plumas de vuelo cuando reflejan la luz. Por su
estilo de volar, su silueta con cabeza chica, alas
largas y estrechas, y su diseño de por abajo de las
alas, puede ser fácil de identificar a grandes
distancias. Los adultos tienen cabeza de color rojizo y
pico de color marfil, los juveniles son de cabeza y pico
negruzcos como ese de arriba.
El Jote de Cabeza Roja vive en casi todos los hábitat
menos que en la selva. En Bolivia se le ha visto hasta a
los 4300 metros. Anida en sitios protegidos, como en
acantilados. No construye nido, sino que pone los huevos
en el fondo del lugar elegido. Pone entre uno y tres
huevos de color cremoso manchados de castaño. Los padres
comparten la incubación durante 30 a 40 días. Siguien
cuidando a los pichones durante unas once semanas,
dándole de comer regurgitando. |
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Naturaleza virgen y silvestre en los valles del Río
Tupiza |
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La enorme flor del Trichocereus tacaquirensis en los
valles del Río Tupiza |
Tupiza y la región de Sud Chichas en general, alberga
muchos cardones columnares gigantes que miden más de
seis metros, entre los cuales el Trichocereus
tacaquirensis, el Trichocereus tarijensis y el
Trichocereus werdermannianus. Hasta el "peludo" – el
Oreocéreus celsianus – alcanza el tamaño de unos tres
metros. La mayoría florece al inicio de la época de
lluvias, eso es al inicio del año nuevo, y repite el
florecimiento colectivo con menos intensidad varias
veces durante toda la época húmeda. Eso atrae a legiones
de insectos y en consecuencia también de pájaros, entre
quienes destaca el picaflor. |
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Picaflor gigante (Patagona gigas) en la Quebrada Palala
-21.423535° -65.760262°
→Mapa |
Los picaflores viven en América, desde Alaska hasta
Tierra del Fuego y son los pájaros más pequeños del
mundo. Su familia comprende más de 100 géneros que se
dividen en un total de 330 a 340 especies. La especie de
tamaño más reducido es el Elfo de las Abejas, que con su
pico y cola mide apenas unos 6 centímetros. La especie
más grande, el llamado Picaflor gigante, mide hasta unos 20
centímetros. La mayoría de los picaflores presenta un
plumaje muy vistoso, generalmente de color verde
metálico. El pescuezo de los machos es frecuentemente
rojo brillante, azul o verde esmeralda. Una
característica especial de los picaflores es el pico,
que diverge casi siempre de especie en especie. Puede
ser tan largo como el cuerpo o medir apenas 5
milímetros, curvarse de manera pronunciada hacia abajo o
ser torcido hacia arriba. Cada pico representa una
especialización a un tipo determinado de flor. Su lengua
es larga, puede ser extendida en gran medida, está
dividida en la punta y tiene forma de paja, lo que le
permite chupar el néctar de las flores con facilidad. El
picaflor es atraído especialmente por las flores de
color rojo o naranja brillante. Del néctar obtiene las
calorías que le permiten volar; las proteínas las
obtiene de pequeños insectos que pueblan las flores.
Esta alimentación, rica en energía por ser de azúcares
simples, es la que posibilita su estilo de vuelo
altamente exigente. Con la energía de dos gramos de
néctar consigue volar una distancia de 800 kilómetros.
Vuela con un aletazo de frecuencia muy alta, que puede
llegar a los cincuenta aleteos por segundo. Con sus alas
flexibles es capaz de volar por atrás o por el lado o
hasta de quedar suspendido en el lugar, como acontece
cuando chupa el néctar de las flores. Cada minuto,
respira 250 veces mientras que su corazón bate entre 400
y 500 veces. Sin embargo durmiendo la frecuencia baja
considerablemente gastando así menos energía.
Para despertar el interés de la hembra, el macho realiza
una danza. Después de que las hembras han sido
fecundadas, construyen un pequeño nido hecho de tela de
araña, algodón, liquen o musgo. El nido es construido en
un arbusto de poca altura o también en cuevas, en falta
de arbustos. La hembra pone dos huevos en un período de
dos días y los empolla durante 14 a 19 días. Luego, los
picaflores alimentan a sus hijos durante unas tres a
cuatro semanas. La hembra va al nido en este tiempo
hasta 140 veces al día para alimentar a sus crías.
Los depredadores naturales de los picaflores son pájaros
rapaces, culebras y felinos. |
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El valle del Río Tupiza |
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El valle del Río San Juan del Oro con Palquiza desde el
Cerro Yucu Pururo (3560m)
-21.479051° -65.755173°
→Mapa
→Narración |
El Río San Juan del Oro es un afluente del Pilcomayo,
río fronterizo entre la Argentina y Paraguay, que a su
vez se junta con el Río Paraguay para unirse a las aguas
del Paraná que desembocan en el Mar Atlántico con el Río
de la Plata. Cruzando la Cordillera de Lípez, el Río San
Juan en efecto se lleva un poco de oro y todavía hay
quien busca el metal noble. Así no es raro encontrar en
Tupiza carteles en las vidrieras de las tiendas que
dicen "Compro Oro", aunque nadie se quedó rico con eso.
Narra Don Luis Aramayo Quintela en su libro "Comunidades
nativas del Sud":
En los extremos de este río se levantan los techos
disformes de las viviendas de los pobladores del agro,
que en los meses lluviosos aprovechan para buscar oro en
las quebradas. Los pobladores nonagenarios de Esmoraca
narraban que en aquel Cantón, las gallinas algunas veces
tragaban pepitas de oro confundiéndolos con granos de
maíz A esos lugares llegaron varios españoles que
organizaron una empresa de explotación aurífera.
Compraron tres dragas de la Argentina que las
transportaron en carretas tiradas por bestias hasta la
Provincia Sud Chichas del Departamento de Potosí, cuyas
maquinarias las instalaron en Esmoraca, El Monte (frente
a Espicaya) e Ichupampa (Quebrada Seca). Los respetables
ancianos del río Grande, aseguraban que en los primeros
años obtuvieron buenos resultados, pero a la larga sólo
sacaban toneladas de arena. Entonces el principal
responsable para evitar problemas se propuso alentarlos
embaucándolos. Al vigilar los trabajos éste masticaba
coca y al terminar su acullicu, disimuladamente lo
arrojaba al río con algunas pepas de oro, para que al
dragar lo vuelvan a sacar. En cierta oportunidad echó
bastante oro y sus incautos al extraer la carga,
súbitamente quedaron boquiabiertos al encontrar en los
baldes el precioso mineral. Ante semejante hallazgo se
entusiasmaron y le entregaron a su representante una
buena suma de dinero para que compre nuevos implementos
para mejorar la empresa; pero el astuto viajó a la
Argentina llevándose gran cantidad de oro y no regresó
más. Al haber desaparecido el desleal, los españoles
decepcionados abandonaron sus campamentos. Hasta 1948
aún existían en Esmoraca los restos de enormes armazones
de hierro y sus precarias viviendas. Igualmente en las
playas de El Monte e Ichupampa se veían baldes y piezas
metálicas que con el transcurso del tiempo
desaparecieron por las sedimentaciones. Por haberse
explotado ese valioso metal en toda la extensión del
río, con toda razón lo llamaron San Juan del Oro.
→ Vea información acerca de la construcción de las dragas en 1905 |
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Los valles del Río Tupiza |
En las rocas estratificadas de los cerros que bordean
los valles del Río Tupiza, la erosión imbrica (causada
por la lluvia) es responsable por la formación de
torres, agujas, castillos, catedrales, ventanas y todo
lo demás que la fantasía sea capaz imaginar. |
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última actualización
2022-05-20
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