EL WAKE CHICHEÑO
Para realizar el wake (asociación, trabajo en común en
beneficio mutuo) los gañanes (campesinos) se presentan
en la chacra con sus bueyes ayuntados para que jalen los
arados con cadenas delgadas de hierro. Los más ancianos
van delante de la yunta encaminándolas, mientras los
arados son hábilmente manejados por las manos callosas
de los gañanes expertos que cogen la mancera con una
mano y con la otra la picana para chuzar y dirigir a las
bestias que caminan lentamente abriendo diferentes
surcos para mullir la tierra. Concluida esta etapa, con
la ayuda de los q'urpeadores (destructores de terrones)
ablandan la tierra, extirpan las malezas, recogen las
piedras y las echan fuera del terreno.
Para reponer energías
hacen un descanso prolongado debajo de los árboles, se
sirven chicha, refrescos, aguardiente y almuerzo. La
comida de "wake" consiste en un plato de sopa de arroz,
quinua o fideo y otro plato de pataska uchu (maíz o
trigo pelado) con trozos de carne de chivo, cordero,
gallina o patas de vaca, aderezado con ajo, cebolla,
palillo colorante y otros ingredientes. Comienza a
circular rápidamente y sin discriminaciones.
En este descanso se nombra
un "Pachatata", al más anciano y de mayor respeto para
que distribuya la semilla seleccionada tomando en cuenta
el lema: "Buena semilla, buena cosecha".
Después de engullir los
alimentos se aproximan en forma individual hacia el
pachatata destocándose y arrodillándose depositan
algunas hojitas de coca y challan la semilla con vino y
otras bebidas alcohólicas y toman obligadamente por lo
menos un litro de chicha madura que los sirven en
pequeños yuritos de barro que lo llaman "moko" que al
terminar arrojan al aire gritando: ¡Zapallu guata, sumaj
guata!... ¡Que viva la siembraaaaa!...
Las mamas (mujeres
ancianas) proceden a distribuir especialmente a los
gañanes (jóvenes): banderitas, flores, rosquetes
pintados y turcos de masa cocida para que adornen sus
yuntas. Por su parte el Pachatata les distribuye las
semillas a las hiluris (imillas) que reciben en lujosos
aguayos de preciosos colores para que siembren en los
surcos abiertos para después sepultarlos arrastrando
ramas de espinas.
Son impresionantes los
wakes con 20, 30 o más yuntas según la extensión de las
tierras de cultivo como en Talina, San José de Pampa
Grande, Estarca, Oploca y Chuquiago en Sud Chichas,
igual que en Cotagaita y Vichacla en Nor Chichas.
Terminada la siembra los dueños sumamente alborozados,
les invitan a los asistentes a sus viviendas para que
continúen con el "chumili", donde beben abundante chicha
y alcohol y bailan al son de una anata, cajita o algún
otro instrumento, animada por las jovencitas que llevan
la batuta bailando con una banderita blanca hasta altas
horas de la noche.
LA KILLPA DE OVEJAS
En un corral de tapias protegidas por encima con tupidas
ramas espinosas y pequeña puerta de tabloncillos de
cardón se encuentra un rebaño apreciable de ovejas al
cuidado de dos perrazos negros que noche tras noche
rondan el lugar ahuyentando al temible atoj (zorro) que
merodea a las mansas ovejitas. Acariciados por el céfiro
de las primeras horas de un día hiemal, acuden a la casa
de don Mariano familiares y amistades a los que les hace
pasar al patio que ocasionalmente se encuentra aseada y
con asientos improvisados de troncos y tablones,
notándose en el fondo una ramada con gajos de molle
donde se ve bastante movimiento, especialmente de
mujeres que preparan afanosamente la comilona.
El corral de ovejas
amaneció con algunos adornos de flores y lanas de
colores, despidiendo de su interior un olorcito
nauseabundal de abono fermentado, típico de establo.
En ese ambiente campestre
los asistentes toman chicha, mascullan coca y poco a
poco se revisten de valor. De pronto todos pasan al
corral donde un octogenario pidiendo permiso cuenta y
recuenta mentalmente a las ovejas mientras los demás
beben con satisfacción. El veterano a los pocos minutos
nuevamente procede con el censo de ovejas, carneros y
chivas, contando con elevada voz para que todos
escuchen. Concluido su trabajo, le abraza a don Mariano
y a su señora, deseándoles que la reproducción de su
ganado aumente más y más cada año. A los demás les
ofrece un brindis y les entrega los cuchillos afilados
para que ejecuten la killpa (marca, señal) de ovejas.
Los invitados sin pérdida de tiempo comienzan a reyunar,
en esos momentos las ovejas y chivas balan y berrean,
ahora más que nunca desesperadamente por el dolor
punzante. Las orejas mutiladas y sangrientas de las
chivas son recibidas por doña Petrona, esposa de don
Mariano, en un fuentón de barro mientras don Ponciano
que hace de caporal, les pinta la cara a los
participantes con la sangre del recipiente, obligándoles
a berrear.
La killpa se hace más
interesante a medida que van tomando chicha
copiosamente. En esa orgía los familiares del dueño de
casa les reparten discrecionalmente ovejitas, perritos,
zorritos, cabritos y otros animalitos hechos en
miniatura de masa de harina cocida y pintados
graciosamente con airampo para que los killpiris lo
depositen en la pequeña fosa preparada anteladamente
junto al corral. Concluida la ceremonia lo cubren con
tierra, lo apisonan y en su superficie colocan piedras
blancas amontonadas para que chillen a la Pachamama. La
abuela Macaria en esos momentos lleva un tiesto con
brasas para la koada.
A mediodía se sirven un
almuerzo apetitoso con bastante carne, hacen rolar
diferentes clases de bebidas mientras los músicos
alegran la fiesta. Al languidecer el día y por los
efectos de los sendos vasos de tragos, todos bailan
hasta quedarse rendidos y algunos tendidos.
LAS LOJLEADAS
En el área rural el 2 de noviembre se acostumbra visitar
las viviendas de los finados del año con la asistencia
de las autoridades (Corregidor, Agente Municipal,
Cacique, Curaca, Segunda, Comisionado, etc) en cuya
oportunidad los deudos les ofrecen un almuerzo
apetitoso. Luego rezan y levantan la tumba para ir al
cementerio con flores y guirnaldas.
En el necrópolis, sobre el
sepulcro de las almas nuevas se levantan carpas donde se
encuentra una pequeña mesa con abundante fruta seca y
bebidas alcohólicas (chicha, vino, cerveza, etc). Los
que se aproximan a rezar reciben sendos vasos de chicha
y aguardiente que entra raspando el gargüero por el
chaqui (sed) que tienen de la farra del día anterior,
cuyos efectos suben a la cabeza que no les permite
visitar todas las tumbas. Cerca de la oración abandonan
el cementerio cantando las "lojleadas" al son de anatas
o algún otro instrumento musical. Cabe aclarar que dicho
vocablo nace de la palabra quechua "thojlo" que en
castellano es la calavera.
En horas de la noche
vuelven a visitar a los dolientes, en esa oportunidad
juegan con ph'isara (quinua cocida con mezcla de
azúcar), varones contra mujeres, quienes para ganar
deben hacerles comer ph'isara a sus contrincantes, pero
como resulta tan difícil por los movimientos que hacen,
se empapan su cuerpo y sus prendas de vestir con la "ph'isara".
Ya pueden imaginarse cómo quedan al día siguiente, sus
cabellos quiscudos y sus trajes relucientes como charol.
Conforme van jugando,
también toman, cantan y bailan las "lojleadas".
LA CHALLA A LA PACHAMAMA
El 1° de agosto anualmente los campesinos rinden su
homenaje a la Pachamama (Madre Tierra. Al amanecer se
escuchan dinamitazos y más dinamitazos en todo el confín
chicheño. En ciertas comunidades los comisionados se
reúnen junto a la Pachamama representada por un
promontorio de piedras blancas adornadas con lanas de
vistosos colores que se encuentran en las tomas de agua.
Allí depositan hojitas de coca, prenden una pequeña
fogata para coquear y challar. Pasada esa ceremonia, los
comisionados beben chicha, mastican coca, fuman
cigarrillos y regresan machaditos a sus hogares con el
deber cumplido.
Antes de las diez de la
mañana, en determinados lugares se reúnen las
autoridades y vecinos en general para trasladarse en
forma masiva a la Toma de Agua. En la toma de agua todos
los asistentes se arrodillan junto a la Pachamama con un
profundo respeto emotivo, clamando para que no falte
agua y proceden la tradicional challa, echando chicha,
singani y coca. Seguidamente los vecinos presentan a las
autoridades sus cantaritos de chicha, botellas de
singani, cuartos de cabritos y dinamitas, cuyo arsenal
de bebidas, explosivos y otros objetos son controlados
rigurosamente y utilizados desmesuradamente durante el
día.
En esa oportunidad no
faltan los discursos de las autoridades, incluso las
recitaciones de los escolares invitados. Pasado este
acto, bailan y juegan forzando los cuartos de cabritos.
Al atardecer regresan
embriagados a sus viviendas bailando y cantando animados
por la banda de zampoñas.
LA MINKA
La "Minka" en el agro sin confundir con la minga, es una
costumbre raigambre que en vocabulario simple es la mano
de obra gratuita para realizar algún trabajo, puede ser
la construcción de una casa, de una pared, cosecha, etc.
En todo caso el interesado invita con anticipación a sus
amistades para que lo ayuden, comprometiéndose a
retribuirles de la misma manera cuando ellos lo
necesiten. En estas Minkas generalmente se presentan
algunos voluntarios, quienes al participar
automáticamente ganan la "torna vuelta" que ellos llaman
para que alguna vez les colaboren.
El dueño de casa que hace
la "Minka", se esmera para atenderles en la mejor forma
posible a sus colaboradores, a quienes les ofrecen coca,
chicha, comida y una variedad de bebidas alcohólicas
como agradecimiento.
Los trabajos de interés
colectivo como la construcción de escuelas, capillas,
caminos vecinales, campos deportivos, acequias, etc. lo
hacen en forma obligatoria comprendiendo que los
beneficios redundan en favor de ellos.
Para cumplir todos estos
compromisos, los asistentes llevan consigo sus
herramientas (palas, picotas, carretillas y demás
objetos) a más de llevar sus yuntas de bueyes, caballos
y asnos según la clase de trabajos a realizarse. Para
proteger su ropa se colocan sus pecheras y guarda
pantalones de lona, llevan por precaución una prenda
usada para colocarse en el hombro si el caso requiere.
GUARMI MAÑACU
La vieja costumbre del Guarmi Mañacu difiere de una zona
a otra, pero en esta oportunidad comentaremos de los
enamorados del área rural de Chacopampa, Palquiza,
Titihoyo y Quiriza.
La imilla (cholita) que ya
sabe la fecha de la visita de su pretendiente para
solicitar la mano, les alerta a sus padres para que
vayan pensando. Si demuestran buena predisposición,
arreglan su vivienda y preparan chicha. Si no les
agrada, no preparan nada.
Por su parte el Ilokalla
(jovenzuelo) galante, bien peinado y engominado (tipo
gaucho), trajeado y pintudo con gajas y pañoleta al
cuello se dirige a la casa de su novia en compañía de
sus padres y otros familiares llevando por si acaso
algunas bebidas espiritosas para brindar en caso de
aceptación. Generalmente los padres de la imilla tratan
de eludir ese compromiso buscando ciertos pretextos.
Algunas veces reaccionan con torpeza echándoles a la
calle.
De no ser aceptado vuelven
a insistir en forma reiterativa hasta conseguir el
asentamiento de los padres de la novia. En esa ocasión
festejan el acontecimiento y comienza el "amañacu" y
desde ese momento convive con su novia con carácter
experimental, tratando de acostumbrase y procurando
satisfacer las exigencias de sus futuros suegros para
después contraer matrimonio, siempre que sus virtudes y
aptitudes sean aprobadas. En ese lapso de tiempo el
Ilokalla les sirve a sus futuros suegros ayudándoles en
las faenas agrícolas y otras actividades hogareñas dando
origen al "sirviñacu". Si no se acostumbran los novios
se separan automáticamente sin ningún pleito ni cosa
parecida.
Algunos enamorados para
probar su suerte para el "Guarmi Mañacu", dejan unas
cargas de leña u otros obsequios propios del medio
ambiente en el portón de la vivienda de la novia. Si los
padres de familia lo estiman al llokalla, lo reciben,
caso contrario lo dejan ahí; entonces el novio ya sabe a
qué atenerse. |