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El microcosmo en los palacios de cristal de la Cordillera de la Sal destaca particularmente por sus formas y estructuras filigranas y ofrece un espectáculo extraordinario cuando caiga la lluvia. Al atento observador entonces se le abre un mundo de ensueño inesperado.

Terminado la lluvia, al secarse lagunas y charcos por quebradas y llanos de la Cordillera de la Sal, encima del fondo de finísima arcilla colorada se forma rápidamente una gruesa capa de sal cristalizado, empezando por las orillas.

Ya desaparecen las últimas aguadas.

Ahora la mantilla cándida de la Cordillera está completa.

Las últimas precipitaciones cayeron hace un mes. En lugares con capa fina de sal, esa poco a poco va desapareciendo y se recupera la superficie colorada.

La arcilla depositada encima del subsuelo arenisco cuenta su historia:

Primero secó la superficie. Contrayéndose produjo grietas y se fracturó en polígonos. Por quedar todavía mojados y más dilatados por debajo, los polígonos forman conchas con bordes curvados hacia arriba. Cayó otra lluvia leve y llenó de agua las conchas, dejando anillos de sal al secarse con cada vez que esas últimas lluvias se repitieron.

Emanaciones gaseiformes del subsuelo hincharon la fina capa salina superficial que ahora forma cojines frágiles por los arenales.

Parecen anillos anuales en los árboles, los fondos en las quebradas de la Cordillera de la Sal con sus capas sedimentarias que se producen con cada fuerte lluvia que hace correr agua y que aquí en esta imagen se visualizan por los depósitos salinos.

Más información acerca de cristalización salina en este sitio en capítulo "Salar de Atacama", página:

→Salar 5

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