|
Si la página no se abre
correctamente (fotos incompletas) apriete tecla F5
(actualizar) |
|
Caminar por el desierto por días, por semanas,
alejándose paulatinamente de todo lo artificial, de toda
ilusión, todo lo almacenado en la mente y entonces
quedarse en un lugar como este y dejar flotar su alma,
flotar por doquiera en la soledad, en el silencio, en la
lejanía y escuchar las voces que quedaban cubiertas por
el ruido, ver los detalles que quedaban borrados en la
polución, entender el camino que quedaba perdido en la
confusión. |
|
Enormes vetas de sal cristalizada y altamente comprimida
y por eso clara igual que vidrio quedaron debajo de las
capas sedimentarias de arcilla, como bien se puede notar
allá en los cerros. En su pie estaban algunas minas de
sal, en donde se cortaban los bloques de sal moliéndolos
a continuación para la producción de sal de cocina.
También se hicieron algunas infructuosas perforaciones
en busca de petróleo, suponiendo que en cada desierto se
encuentre el oro negro... |
|
Al cabo de las lluvias, una capa de sal fresca
cristaliza en la superficie y reviste la Cordillera de
la Sal con un blancor cándido. |
|
Vetas de sal y capas sedimentarias de arcilla, de yeso y
piedras sueltas se dan el cambio determinando así el
carácter del paisaje respectivo. |
|
|
|
|
|
|
|
En este cerro, con el mineral blanco no se trata de sal,
ni de yeso sino de cal metamórfica, sometida a alta
presión igual que la sal transparente y formando así lo
que se llama de mármol. |
|
Un último resplandor por los cerros colorados a la
puesta del sol. Como aquí en los trópicos el sol cae
casi verticalmente al horizonte, anochece rápidamente.
Aparte de una angosta franja ardiente que queda al
horizonte del poniente, el firmamento a pocos minutos de
la puesta del sol ya se vuelve negro. |
→
Vuelva arriba |
|
última actualización
2022-05-20
|
|