Haga clic en las fotos para bajarlas con alta resolución |
|
La Cordillera de la Sal – donde la realidad supera la
ficción... |
Visitando los continentes con los cinco sentidos bien
despiertos, conociendo cerros, selvas, desiertos y
mares, viviendo con gente de raza diferente con sus
dioses espirituales y materiales, con su concepto de lo
malo y de lo bueno y compartiendo su alegría y su
tristeza, uno por fin llega a la conclusión, que todo ya
lo haya visto, todo ya lo haya vivido y cada nueva
experiencia resulta ser una réplica, un eco del pasado
no más – hasta encontrarme aquí en este mundo de
cristal, un espejismo del vínculo entre vida y muerte
que provocó un grande silencio dentro de mí, aquella
calma que revela todo lo de nosotros los humanos ser un
absurdo circulo artificial inútil...
Quien se atreve por aquí con largas caminatas solitarias
no sólo precisa de un físico impecable sino también de
un carácter firme, pues el poder sugestivo de este sitio
extraño es capaz de sacudir, de estremecer y de volver
al revés al mal preparado. |
|
La Cordillera viste de fiesta con su mejor traje de sal |
Cada año aquí en la zona precordillerana esporádicamente
cae lluvia y a veces hasta nieve. Las precipitaciones en
general se deben a las tormentas altiplánicas que echan
algún coletazo por aquí abajo. Estas lluvias son leves y
breves y no tienen mucho efecto. No obstante cada par de
decenios tiene lugar una precipitación diluvial que
transforma el paisaje completamente; corren ríos, se
forman lagunas y a poco de allí la Cordillera
resplandece de un blancor cándido y deslumbrante por la
sal pura que cristaliza en la superficie. Esta magia
demora pocos meses, antes que la Cordillera de la Sal
vuelva con su cutis común color arcilla.
Información
→ La Sal |
|
Lo Cerros de la mina Crisanta |
A inicios de los años ochenta, de Calama corría un
camino muy feo, pavimentado por miles de agujeros los
noventa kilómetros hacia San Pedro de Atacama, entonces
un insignificante asentamiento de mineros y campesinos,
perdido al fin del mundo. Una o dos veces por semana
salía un chico bus con algunas poltronas para pasajeros
y el demás espacio ocupado por bombonas de gas,
comestibles y utensilios para la población del oasis. Yo
viajaba hasta al paso Barros Arana, situado a mitad del
camino a 3300 metros de altura en la Cordillera de
Domeyko. De ahí seguía caminando con rumbo al sur por el
Cordón Barros Arana y los Cerros de Purilactis para
bajar al oriente por la Quebrada del Diablo al Llano de
la Paciencia y entrar al otro lado del llano a la
Cordillera de la Sal. Llegaba de noche a los cerros de
esta foto, donde solía montar mi carpa y pernoctar para
entrar a San Pedro el próximo mediodía. Aquí todavía
vivían algunos mineros que cortaban bloques de cristal
de sal puro y lo molían en un molino operado por el
motor de un viejo camión para la producción de sal de
cocina. |
|
Enormes macizos de sal forman algunas entre las
elevaciones más altas de la Cordillera de la Sal. |
|
Bajo la capa blanca el suelo está formado por sal
cristalizada y dura igual que vidrio. Caminar por aquí
produce un sonido como en la nieve fresca con
temperaturas muy bajo cero. |
|
Vista panorámica desde el cerro más alto de este sector,
un cerro que contiene vetas de calcita y
en donde antiguamente se sacaba mármol. Al fondo, la
Cordillera de la Sal se pierde en el ardiente Llano de
la Paciencia que a su vez es bordeado por la Cordillera
de Domeyko en la neblina. |
|
Moverse en la Cordillera de la Sal es asunto muy lento y
fatigoso. El terreno esta lleno de peligros y trampas:
innumerables bayonetas de sal erigidas por el suelo y
los pendientes, grietas y huecos que parecen llegar al
centro del mundo, un laberinto de valles que de repente
terminan en alguna fosa, en algún túnel intransitable... |
|
Al atardecer la intensidad de color de los cerros
aumenta con la luz caliente del sol que tiñe también a
la costra de sal. |
|
Fragmentos de capas sedimentarias se alzan del fondo
salino reproduciéndose en perfectas formas congruentes.
Ni los maestros del lienzo surrealista llegaron a tales
visiones de ensueño. |
|
Con sus últimos rayos el sol se despide y cede el paso a
la noche. Inolvidables quedan las caminatas a la luz de
la luna que levanta este paisaje definitivamente a una
dimensión irreal |
→
Vuelva arriba |
|