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En las vastas pampas recubiertas por gramináceas
halófilas que se encuentran en las zonas pantanosas de
las lagunas, viven y se multiplican pacíficamente los
tímidos burros chúcaros, descendientes de los burros
domésticos introducidos en la época colonial.
A la izquierda en la foto divisamos el Cerro Leña
(5'800m), después el Cerro Miscanti (5'620m) y al borde
derecho el Cerro Miñiques (5'910m).
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Nuestro burro tiene una historia movida. Como miembro
del género Equus, es familiar del caballo, del onagro y
de la cebra. Según lo que actualmente sabemos, el burro
es producto de domesticación del burro salvaje africano
(Equus africanus, hoy casi extinto) que tuvo lugar hace
unos siete mil años en el antiguo Egipto y en Nubia, por
lo que se denomina como subespecie Equus africanus
asinus. Durante esos milenios, al burro doméstico
principalmente se usó como animal de carga y como
cabalgadura, hasta la aparición de los medios de
transporte modernos. Hoy en día, la población mundial
del burro doméstico se estima en unos 44 millones de
cabezas, siendo unos ocho millones en Latinoamérica.
Aquí en los países andinos de Sudamérica fueron
introducidos desde Europa por los Españoles.
En varias zonas apartadas, con la aparición del
automóvil los burros domésticos recobraron su libertad
volviendo así a la vida de sus ancestros. Aquí en la
región precordillerana del gran Norte Chileno viven
tranquilamente y sin estorbo en grupos familiares que
abarcan hasta doce animales y se le llama de burros
chúcaros. Se nutren de pasto desértico cerca de las
aguadas, siendo capaz de adaptarse a condiciones muy
rígidas también con respecto a la alimentación, a
diferencia con el mucho más exigente caballo. Gracias a
ello los burros tienen características únicas entre los
équidos, con un sistema digestivo resistente. Eso les
permite consumir mayor diversidad de plantas y extraer
agua del alimento de forma muy eficiente. Los burros
necesitan menor cantidad de alimento que los caballos de
tamaño y peso equivalente, así que consiguen vivir en
zonas inaccesibles para sus parientes.
Ecológicamente,
los burros chúcaros son corresponsables por la reducción
y hasta desaparición de especies endémicas botánicas,
siendo animal ajeno a este continente. Aquí por las
pampas del salar el daño es limitado pues su grama
preferida crece con abundancia y no es nada rara. Sin
embargo sus hermanos en las zonas montañosas que rodean
el salar ya dejan su rasgo con la destrucción de los
cactus cumulares, como el endémico Maihueniopsis
camachoi.
Los burros alcanzan a vivir cuarenta años. Se aparean en
cualquier época del año, durando la gestación entre 12 y
14 meses. La burra generalmente pare una sola cría y la
desteta cuando ésta tanga entre 6 y 9 meses. Los burros
cuidan mucho de sus crías y manifiestan una conducta
altamente social, típica de todos mamíferos muy
desarrollados. Así los hijos permanecen junto con la
familia hasta alcanzar su madurez sexual a los dos o
tres años.
Los burros chúcaros se llevan bien con los demás grandes
mamíferos cuadrúpedos. Así es común verlos en la zona
marginal cerca de los oasis pastar junto con las llamas,
cabras y ovejas.
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Atardecer en la pampa salina recubierta por dura costra
de calcita fragmentada y por sal cristalizado. La burra
a la izquierda está preñada. Por atrás anda un hijo suyo
todavía no adulto, mientras que al fondo vemos otra
hembra con un pollino de pocas semanas. En las pampas
del salar son muy comunes los burros con pelo gris o
marrón oscuro, llevando tonos blancos alrededor del
morro, la zona periocular y en el vientre. |
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Una familia burra se desplaza por la costra de sal desde
un pastizal para otro. Para ello usa las huellas de
burro que surcan la incomoda o hasta intransitable
costra fragmentada, como ya lo vimos en la precedente
página
→Salar 3.
Con la mamá burra caminando en frente, podemos reparar
en una particular característica racial que se
manifiesta sobre todo con los animales de pelo claro. Se
trata de las dos franjas oscuras en forma de cruz en su
espalda que recuerdan su pariente cebra. Investigaciones
resultaron en que los burros con tales franjas menos son
molestados por los insectos chupasangre de que sus
hermanos sin tal dibujo, especulando que a los insectos
les confunden estas líneas que estorban la silueta del
équido.
Al fondo de la imagen se levanta el Cerro Tumisa desde
los 2'300 metros del salar hacia sus 5'660 metros de
altura. Por atrás del cerro corre el viejo camino al
paso de Guaytiquina que antiguamente conectaba con
Molinos en los Valles Calchaquíes, provincia de Salta.
Ahí sube también una huella a la azufrera Tumisa que
operaba hasta los años ochenta del último siglo. |
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Una hembra con su pollino por un campo de halita húmedo
con varios ojos de agua, rodeado por los pastizales. |
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Durante la tarde de los días calurosos, cuando el calor
hace vibrar el aire en la superficie de la costra
salina, los burros descansan en huecos húmedos que
excavaron en la capa de sal. Algunas veces sobresalen
sus orejones no más, pareciéndose a plantas raras. |
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Cuando los jóvenes burros entre los dos y tres años de
vida alcanzan su madurez sexual, se separan o son
expulsos de su familia. Entonces a veces se juntan con
otros jóvenes y juntito salen en busca de chicas, igual
que acontece con los seres humanos. Aquí en la foto tal
gamberro vagabundo está molestando a una familia con un
pollino recién nacido. Tienta montar la burra, sin
embargo a la hembra eso no le agrada mucho y al
impertinente le proporciona un fuerte coz de patas
traseras en su pecho, que le vuelan las orejas. |
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El terreno de la zona marginal al norte del núcleo
todavía queda entre diez y veinte metros encima del
nivel del núcleo. Sin embargo sus lagunas están al mismo
nivel del núcleo, por lo que el terreno circundante baja
lentamente a las lagunas. Sobre todo por las cuestas del
norte brotan innumerables vertientes con agua que
probablemente proviene desde los cerros, dando vida a la
vegetación variada y constituyendo así un biotopo para
anfibios, reptiles, insectos, pájaros que aquí anidan y
para nuestros burros que sobre todo acuden para tomar
agua, mientras que para pastar prefieren las pampas más
secas y con vegetación menos cerrada. |
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Una grande familia de burros chúcaros vuelve del
abrevadero a su pastizal. |
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En esta foto y en la siguiente estamos unos 45
kilómetros más a norte de las lagunas en las fotos de
arriba, y poco más encima de los tres mil metros de
altura por los cerros que rodean la cuenca del salar.
Por aquí se encuentran los burros chúcaros de montaña
que claramente se distinguen de sus hermanos más flojos
y gorditos en el salar. Este hermoso animal todo blanco
anda solitario, es grande, musculoso y tiene cabeza más
chica que los de abajo. La vida por los cerros
indudablemente es más dura y peligrosa. No obstante su
único enemigo natural debe de ser el puma. Aunque nunca
topé con alguno en este sitio, ya encontré cadáveres de
burros y de camélidos que comprueban su presencia.
Además los burros adultos deben vigilar los pollinos por
los enormes cóndores que de vez en cuando navegan en los
cielos y por los zorros, sobre todo el grande culpeo
(Lycalopex culpaeus) que alcanza el tamaño de un perro
mediano. |
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Durante el día los burros de montaña andan por los
pedregales en busca de pasto. Sin embargo a la puesta
del sol bajan a los riachuelos en las quebradas a tomar
agua. Estas quebradas son muy hondas con paredes
perfectamente verticales y con muy pocas oportunidades
para acceder desde arriba. Así que en estas raras
bajadas en dicho horario se encuentran docenas de burros
de varias familias que todos juntos acuden al agua. Este
día pero andaba un curioso animal bípedo por la
quebrada, así que la entera reunión de burros estaba
parada arriba esperando hasta que el nefasto molestón se
aleje. |
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última actualización
2022-05-20
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