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Un gran elogio a una fiel bici que siempre cumplió,
nunca se quejó y todo aguantó por cientos de kilómetros
encima de la más cruel costra salina. Le gustaba
diseminar tornillos y tuercas y exigía nuevos neumáticos
cada dos por tres. Sin embargo cada día llegábamos a
donde ya no había como avanzar. Entonces yo la
abandonaba ahí, trasbordaba el equipaje de sus bolsos
para mi mochila, marcaba su posición en GPS y seguía a
pié para volver reencontrarnos talvez en la tinieblas
nocturnas.
Este amor terminó de repente un año más tarde, cuando un
bellaco en camioneta se adentró al salar hasta aquí y me
la robó yunto con todo demás equipo durante mi ausencia,
obligándome a una caminata de vida o muerte de cuarenta
kilómetros por pantanos y costra salina en las tinieblas
de la noche siberiana vistiendo polera y shorts no más y con
medio litro de agua que me había quedado... |
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En zonas pantanosas con lagunas y vertientes se
encuentran amplias pampas con gramíneas variadas. Ahí
viven los llamados burros chúcaros, descendientes de los
burros domésticos introducidos desde el viejo mundo por
los conquistadores (→Equus
africanus asinus). Son animales muy resistentes que
supieron adaptarse a este medio ambiente tan hostil a
los mamíferos. Sus ancestros silvestres son los burros
africanos y así están muy emparentados con las cebras (→Equus
zebra) que pertenecen al mismo género. Aquí en el
salar se muestran muy sociales. Viven en grupos de hasta
unos doce animales con parejas que cuidan amorosamente
de sus crías y defienden con énfasis sus pastizales,
sobre todo con los jóvenes burros vagabundos en busca de
chicas. Por lo demás aquí pueden vivir en paz y crecer
sin preocupación por enemigos pues ni el ser humano
entra a molestarlos. Estos burros son responsables de
una multitud de caminos por la pampa salina que
interconectan lagunas, pastizales y vertientes con agua
potable para estos animales. De toda forma para el
investigador que se aventura a explorar este desierto de
sal, los caminos de burro son una gran ayuda para
avanzar sin fatiga. |
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Un camino de burro atraviesa un típico campo de halita
fresco con lagunas de color verde esmeralda, para alcanzar los
pastizales que se encuentran dos o tres kilómetros más
allá en terreno poco elevado. |
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Arqueología en el salar. Edificios de esta hechura
existían también en el antiguo Tawantin Suyu, las cuatro
regiones del imperio incaico. Las paredes inclinadas
como pirámides y los ladrillos de adobe encajados en
zigzag vertical no corresponden al patrón del
arquitectura europea. Aquí estamos en un punto entre el
antiguo oasis de Toconao por el sudeste y el paso de
Domingo Ramos al noroeste, un viejo y olvidado portezuelo
que cruza la Cordillera de la Sal en un lugar, donde la
serranía se estrecha igual que una cintura de avispa.
Poco más al norte, el camino subía a la Cordillera de
Domeyko por una senda bordeada por antiguos petroglifos
en su parte inferior. Así que probablemente la travesía
de la Cordillera de los Andes desde los territorios
Diaguitas al este hacia el litoral del Pacífico se
efectuaba también por este camino más directo que por
los ayllus de San Pedro y este edificio enigmático
podría ser una posta en dicho camino. |
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Aparte del edificio susodicho, por las pampas cubiertas
de vegetación se encuentran también algunas ruinas
hechas de costra salina y de fecha más reciente,
rodeadas por áreas de viejo estiércol animal. Esto
significa que aquí vivían pastores con ganado. Los
caminos que conectaban las viviendas con las vertientes
de agua potable, con las lagunas y con las demás casas
todavía existen y son usadas por los burros chúcaros.
Otro tipo de camino que también se encuentra por el
salar, son los caminos de los cateadores, hombres
valientes y solitarios que hace más de un siglo
rastreaban los desiertos en busca de minerales. Por
estos caminos se encuentran a menudo los montículos que
cavaban del terreno para chequeo de su composición.
Todavía me acuerdo de un viejo ingeniero en el
campamento Minsal en Toconao, como hace treinta años me
contaba de su abuelo Luís que salía con su burrito
armado de pala con pico, con una frazada, agua y algunos
alimentos a catear las inmensas pampas salinas del Salar
de Atacama. Un día me había llevado a conocer las sendas
del viejo cateador. |
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Cambio del medio de transporte desde la rueda a la bota. |
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Al cabo de un largo camino de burro llegamos a una poza
de agua dulce alimentada por una vertiente subterránea.
Ésta se ubica al borde de un amplio campo blanco de sal
de formación reciente, mientras que los campos de sal
marrón al fondo son más antiguos y por eso recubiertos
de polvo y arenas desérticas. Supuestamente el agua no
siempre sería potable para nosotros los humanos, pues
los burritos son mucho más resistentes y adaptados a
condiciones rígidas. |
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Camino al salar, diez kilómetros al sur de San Pedro. Al
fondo divisamos los últimos algarrobos y chañares del
último caserío todavía habitado – el ayllu Cucucter – y
en el primer plano estamos frente a una de la maravillas
del desierto: El Tamarugo (Prosopis tamarugo). Árbol
desértico nativo del norte de Chile, llega a alcanzar
veinte metros de altura y a vivir setecientos años. Sus
raíces llegan a gran profundidad conque puede aprovechar
las vetas húmedas debajo de los salares. Igual que el
algarrobo y el chañar, el tamarugo pertenece a la
familia de fabáceas y a fines del verano produce un
fruto buscado de forraje para ganado como la llama,
cabras y ovejas. Aquí en la foto aparece en su traje
primaveril, adornado por sus flores amarillas que atraen
miríadas de abejas, avispas y mariposas. |
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Un camino de sondeo de la minería actual, siempre en
busca de recursos acuáticos para esta insaciable
industria contaminadora y destructora del patrimonio
natural por todo el planeta. En esta zona se encuentran
varios pozos de sondeo perforados en busca del liquido
precioso. En las inmediaciones hace unos treinta años
hasta ejecutaron infructuosa prospección petrolera. |
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última actualización
2022-05-20
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