INFORME DEL DR. RODOLFO
LENZ AL RECTOR BARROS ARANA
Santiago 1° de Noviembre de 1895
Señor Rector:
Con fecha del 7 de Octubre
tuvo usted a bien pedirme un informe acerca del mérito
que puede tener un manuscrito de los señores don Emilio
F. Vaïsse, don Félix 2° Hoyos y don Aníbal Echeverría y
Reyes, intitulado Glosario de la Lengua Atacameña.
Los autores desean que esta obra se publique en los
Anales de la
Universidad, y que se les conceda una tirada
aparte.
He leído con atención el
manuscrito y me he formado la opinión de que su
publicación será de gran interés científico. Tratándose
de un idioma del cual hasta ahora solo se tienen datos
sumamente deficientes, toda contribución que pueda
aumentar nuestros conocimientos deberá acogerse con
gusto, y tanto más como que se trata de un idioma que se
habla, o más bien, que se ha hablado en territorios
chilenos, pues, según indicación de los autores, la
Lengua Atacameña o Kunza, casi ya pertenece a las
lenguas extintas.
Si no se aprovechara esta
oportunidad para dar a conocer al mundo científico todo
cuanto ha sido posible recoger de este idioma,
quedaríamos en las tinieblas para siempre con respecto a
una lengua que por su situación geográfica entre el
quechua, el aymará, el araucano y los numerosos idiomas
del Chaco, presenta un interés lingüístico muy especial.
Es una circunstancia
particularmente favorable que podamos disponer de
apuntes tomados por tres diferentes autores, en
distintos lugares y diversas épocas. Así seguramente se
remediarán las grandes dificultades y los grandes
peligros que suelen ofrecer tales trabajos Los autores
en la recopilación del glosario han procedido con mucho
tino y prudencia, anotando con un punto de interrogación
toda palabra en cuya forma o significado hay dudas por
ahora irresolubles. Tal vez habría sido útil apuntar en
cada palabra la observación de cuál o de cuales de los
autores se debe, y en qué parte se ha recogido. También
sería útil reunir en una página al fin de la
introducción las indicaciones que se encuentren en cada
una de las letras sobre el valor fonético de los sonidos
del idioma, indicaciones que por lo demás fácilmente se
pueden completar un poco para no dejar lugar a duda. Así
deberá indicarse que los sonidos trascritos pp, tt,
tch corresponden a los p', t', ch' del
quechua con la glósis cerrada, lo que, según
comunicación privada de uno de los autores, es el caso;
que la h corresponde a la h del ingles y
la s a la s corriente chilena.
En los excursos
etimológicos sobre algunos nombres propios naturalmente
es muy posible que más tarde deban hacerse
rectificaciones; pero de todos modos las opiniones de
los autores son muy atendibles, puesto que ellos conocen
el idioma mejor que nadie.
Seria de desear que los
autores publiquen cuanto antes todas las frases que
tienen recogidas en la lengua atacameña en la forma de
los apuntes originales con la traducción castellana,
para que los interesados, desde luego, puedan formarse
una idea de la estructura del idioma, porque con el solo
diccionario que ahora quieren dar a luz no se pueden
resolver las relaciones de parentesco que pueda haber
entre el Kunza y otros idiomas vecinos. Los autores
prometen estudios etnológicos y gramaticales para más
tarde. Deseamos vivamente que cuanto antes puedan dar
término a sus trabajos.
Resumiendo mi opinión,
tengo el deber de recomendar calurosamente el Glosario
de la Lengua Atacameña, La impresión del trabajo en los
Anales de la
Universidad será para los autores un estimulo
para continuar en su ardua tarea, que bien merecen los
que se dedican a esta clase de trabajos cuya única
recompensa suele ser la satisfacción de haber
contribuido a la solución de uno de los tantos enigmas
étnicos y lingüísticos que todavía hay en el suelo
americano.
Según comunicación
privada, los autores desean obtener doscientos
ejemplares aparte en vez de ciento, y me permito apoyar
esta petición, que casi no aumenta los gastos, para
evitar que suceda al Glosario Atacameño lo que no es
raro en esta clase de trabajos, que por el escaso número
de la tirada ni los americanistas interesados tengan la
posibilidad de adquirir un ejemplar sin gastos
desmesurados.
Dios guarde a usted.
Dr. Rododlfo Lenz |
GLOSARIO DE LA LENGUA
ATACAMEÑA
DOS PALABRAS
Entregamos al estudio de los filólogos y a la
consideración de los aficionados, el Glosario de una
lengua que ya ha pasado a la historia.
Nos referimos al
Atacameño, denominado también Kunza por
algunos, idioma que hasta hace pocos años ha estado
radicado en la hoya hidrográfica del Gran Salar de
Atacama, que yace entre la Cordillera real de los Andes
y la que corre como antecordillera de la misma, a unos
47' en longitud más al oeste y que limita al norte, por
el dorso anticlinal que la divide del rió Salado
afluente del Loa, y al sur, más o menos al paralelo del
Púlar.
Los naturales que hablaban
el Kunza, parece que descendían de la gran raza
peruana que en los tiempos anteriores a la Conquista,
ocupaba todo el declive occidental de los Andes, desde
el 19° de longitud, 22° de latitud, aun cuando no faltan
autores que los consideren restos de los calchaquíes,
que habitaban el territorio actual de la provincia de
Salta y que, subyugados por el inca Yupanqui en su
invasión a Chile, escaparon al interior, quedando
encerrados en el Desierto.
Son, por lo general, de
costumbres sedentarias, pero hay arrieros, cazadores y
agricultores; muy pocos saben leer o escribir, todos se
entienden ahora en castellano, y, a pesar de ser
católicos, hacen consistir la religión en prácticas
exteriores, no faltando en ellos resabios de
supersticiones heredadas, sin duda, de sus
conquistadores incásicos.
Físicamente considerados,
son de color más oscuro que el de los europeos; sobrios,
bien constituidos, frente algo aplastada, nariz ancha y
carrillos prominentes.
Los que hoy poseen bien el
Atacameño, podrían contarse con los dedos, no
serán ni dos decenas, y residen dispersos en los lugares
de San Pedro, Toconao, Sóncor Cámar, Socaire y Peine;
por esto se comprenderá el trabajo de investigación y de
paciencia que representan las mil cien voces que
entregamos a la imprenta.
En efecto, hay tanta
vaguedad en la pronunciación y hasta en el significado
que los naturales dan a unas mismas palabras, que se ha
hecho indispensable una seria tarea de comprobación,
para estar seguros de no sufrir mistificaciones de su
parte, a lo que se deben agregar las dificultades
provenientes de que ignoran en absoluto toda noción
gramatical, y casi no se dan cuenta de ciertas ideas
abstractas.
Por fortuna, preciosas
coincidencias nos han permitido examinar conjuntamente
nuestros cuadernos de apuntaciones tomadas separadamente
por cada uno de nosotros en el mismo Desierto, en
diversas épocas y en condiciones excepcionalmente
favorables: el resultado prolijo de todos estos
elementos es el que no vacilamos en publicar, por su
indisputable interés científico.
Hemos gastado tal
escrupulosidad al efecto, que, a pesar de contar con
abundantes notas para la formación de una gramática
sucinta de esta lengua, preferimos no tocar el punto,
hasta no encontrarnos completamente ciertos de estar en
la verdad, pero de la exactitud del Glosario sí que
podemos responder.
Si más adelante llega a
imprimirse este trabajo, daremos entonces curiosos
detalles de las costumbres de los atacameños, datos
históricos y etnográficos acerca de ellos, reglas
gramaticales de su idioma, examen comparativo con otras
lenguas etc., lo que servirá para estudiar una serie de
problemas a que da origen la semejanza que se advierte
entre el Kunza y algunos dialectos de la
Polinesia, y el fenómeno de que estos indios hayan
podido conservar un idioma aislado y distinto del
aymará, del canqui, del puquina y del
quichua, usados por los aborígenes que siempre
los han rodeado, y con algunos de los cuales mantienen
estrechas relaciones.
La bibliografía del
Atacameño es bien pobre: d'Orbigny, siguiendo a
Garcilaso, opinó que estos indios pertenecían a una raza
especial, en su obra L'homme américain sous ses
rapports physiologiques et moraux, Paris, 1839, tomo
I, pág. 330.
Philippi, en su Viaje
al Desierto de Atacama, Halle, 1856, pág. 56,
constató esta lengua en su propio suelo y recogió unas
60 voces.
Tschudi, trata con alguna
detención de estos naturales, en la página 77 del
volumen V de su Reisen durch Südamerika, Leipzig,
1869 y publica 41 palabras.
El señor T. H. Moore,
comerciante, es autor de una comunicación inserta en la
pagina 44 del Congrès International des Américanistes,
Paris, 1878, y presentó 140 vocablos de este idioma.
En la obra La Tierra y
sus Habitantes, Barcelona, 1878, tomo I, página 887,
pueden verse 23 voces reunidas por el señor A. Bresson,
quien hizo un viaje al litoral boliviano en 1870.
A don Francisco J. San
Román se deben los primeros elementos más o menos
ordenados del Kunza. Sirviéndose de interesantes
datos proporcionados por un antiguo párroco de San Pedro
de Atacama, el presbítero don Benito Maglio, publicó
La Lengua de los naturales de Atacama, Santiago,
Imprenta Gutenberg, 1890, folleto de 20 páginas en 4°,
que contiene 148 palabras nuevas.
Por fin, uno de nosotros,
don Aníbal Echeverría y Reyes, es autor del opúsculo
titulado Noticias sobre la Lengua Atacameña,
Santiago, Imprenta Nacional, 1890, con 28 páginas en 8°,
en el que recopiló los 239 vocablos diferentes dados a
conocer por todos los anteriormente nombrados.
Sin ninguna pretensión, y
buscando nuevos horizontes a la etnografía americana,
ofrecemos este Glosario, reiterando el esmero que hemos
puesto en asegurar la propiedad de las voces, a cuyo
efecto indicamos, con honrada franqueza, las que
estimamos como dudosas o simples corruptelas del
castellano o del quichua. |