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Carnaval en Uyuni, todas las fotos siguientes son sacadas en este lugar

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Por cuanto la vida en el Altiplano sea dura, austera y escueta – sus habitantes llevan un animo sereno, les gusta reír y más que todo les gustan las fiestas, sus innumerables fiestas que nadie consigue contar. Así no hay causa ninguna que no sea apta para algún festejo, de la boda al entierro.

Y pues el Carnaval, la madre de todas fiestas, con todos sus eventos superpuestos – la elección de la cholita del Carnaval – comadre y compadre – la entrada – la challa – cacharpaya y otros más. En Carnaval el país se encuentra en estado de excepción, Carnaval lo paraliza completamente: No hay pan para comprar, todo transporte público está parado y hasta la institución social-económica la más importante, la feria y el mercado, no trabaja. Y Carnaval demora...

Ya hizo tres semanas que habían celebrado la entrada del Carnaval e yo iba subiendo a los cerros. Todavía escuchaba por la quebrada el canto ronco y bravo de la tarka al retumbar de los bombos. Allá, donde las casitas de adobe, estaba estacionado un puñado de muy antiguos carricoches y unos campesinos se habían juntado a challar. Viéndome pasar, me convidaron a un traguito. Considerando todos esos días que ya seguían celebrando su alegría desbordante, les pregunté acerca de sus chacras, de los campos y los chivos que quedaban sin atención. Entonces me miraron así, como se mira a un "burro" cuando pone la pregunta la más tonta que no se pueda imaginar – ¡Esto es tradición, es lo nuestro, desde nuestros ancestrales, desde siempre, pues! – y la rara conversa se concluyó con un copito de delicioso alcohol potable.

Eso me hizo pensar de nuevo que mientras que allá en las ciudades industrializadas, para mi pueblo degenerado y decadente a lo mejor luzca un sol flaco y cansado, ellos de aquí todavía lo llevan puro y vigoroso encerrado en su corazón, pues ¿son ellos o no son ellos los hijos del sol?

Las campesinas participan en carnavales cargando en su awayu sus telas más preciosas y productos vegetales del campo – una que otra planta de quínoa, de maíz o algún girasol.

Los sombreros que gastan los músicos son una réplica en fieltro y tejido de los yelmos del conquistador español.

Los accesorios más importantes del Carnaval – la súper-pistola de agua a largo alcance...

...y la lata de spray con espuma para afeitar, tipo "Rey Momo"

En este país el espíritu carnavalesco es rudo e impetuoso y exige una buena ración de sentido del humor. Aumenta de vehemencia de oeste a este. Aquí en Uyuni se limita en "enjabonar" a la gente y mojarla lanzándole globitos de agua. En Potosí yo ya estaba con resfriado, del cielo caía agua y nieve, ropa seca ya no tenía y de los balconcitos coloniales en las callejuelas seguían echándome por encima grandes baldes de agua sin interrupción. En Monteagudo el agua en las pistolas se substituyó con tinta colorada y toda mi ropa quedó para arrojar. En Camiri fue asaltado con bruta violencia por las mujercitas del mercado, en donde solía tomarme un juguito de frutas en la mañana, y me dejaron hecho una lástima, multicolor igual que un huevo de pascua y con orejas, nariz y boca tapadas con crema para el calzado que por un mes ni con gasolina blanca salió de las rugas en mi cara. En Boyuibe finalmente en vez del agua prefirieron aplicar el viejo aceite de motor...

Al sofisticado visitante Europeo con su "no me mires ni me toques" todo eso le deja con mucho miedo – teme que los salvajes acaben por cocinarle a fuego lento en una enorme olla. La verdad es que esta buena gente tan espontánea todavía guarda eso, que los del Mundo Viejo hemos usado para pagar nuestro bienestar. Un precio alto, un precio demasiado alto.

La tarka, flauta radicada en las provincias de Chichas inmediatas al sur. Ningún instrumento sabe cantar el aire de la Puna y de los Andes así como la tarka.

Los jóvenes huéspedes en el Carnaval de Uyuni llegaron bien provistos de la ropa apta para la batalla.

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