■ LA EXPLORACIÓN DEL DESIERTO
Chile no tenía cabal conocimiento de su territorio; sólo
transitaba por las sendas del despoblado de Atacama la
población nativa (costera y altiplánica) que conocía el
secreto de las escasas aguadas o puquios. El
conocimiento sistemático del desierto es emprendido por
el gobierno a partir de 1853.
Diego de Almeyda
hijo de Copiapó, se inicia tardíamente en la minería,
transformándose en el más incansable explorador.
Descubre el famoso mineral de cobre Las Animas y funda
Chañaral; también explora tres veces hasta los confines
del salar de Atacama, descubriendo y explotando minas
que abren una insospechada perspectiva de riqueza a la
Región. Su última salida al desierto, a los 73 años de
edad, la realiza en 1853, acompañando la expedición de
R. A. Philippi. Junto con José Santos Ossa y el Manco
Moreno (ver biografías abajo) forma la trilogía de los
legendarios exploradores y ricos mineros del desierto.
Rodolfo Amando Philippi
naturalista alemán, llegado al país en 1851 y encargado
por el gobierno para hacer una descripción geográfica,
minera y de historia natural del despoblado de Atacama.
Parte de Copiapó en Noviembre de 1853, continuando por
la costa hasta Taltal y Paposo, para cruzar el desierto
hasta San Pedro de Atacama y volver a Copiapó por el
camino del Inca en Mayo de 1854.
Francisco San Román
geógrafo e ingeniero de minas, oriundo de Copiapó,
designado por el gobierno como director de la Expedición
Exploradora del Desierto en 1883, destinada a hacer el
levantamiento cartográfico del territorio. Fue la
expedición más equipada y trabajó durante 5 veranos,
bautizando todos los nombres geográficos actuales.
Federico Philippi
hijo del naturalista, encargado por el gobierno para una
descripción botánica y zoológica del altiplano, y
recolección de plantas y animales disecados para el
Museo de Historia Natural. Salió de Copiapó en enero de
1885 y, caminando 90 días en mula por la gran depresión
o bacín cordillerano, viajó hacia el norte hasta el
salar del Huasco, para bajar a Pica y de ahí a Iquique.
■ LOS EXPLORADORES DEL DESIERTO
Eso fue un grupo de hombres singulares, oriundos o
educados en la región de Copiapó, donde conocieron el
oficio de caminar por las duras sendas del desierto, el
arte del "cateo" y la compleja organización de faenas
mineras en despoblado, La ''cultura minera" acrisolada
durante dos siglos de la Colonia, fue la que conquistó
este desierto.
En la década de 1830,
Diego de Almeyda recorre el desierto por las
múltiples sendas, descubriendo e instalando faenas
mineras, incluso en San Bartolo, junto al salar de
Atacama; en 1854 a los 74 años de edad viaja como
compañero y guía de R. A. Philippi en expedición
encomendada por el gobierno, que parte de Paposo hasta
San Pedro de Atacama y vuelve por camino del Inca hasta
Copiapó.
Admirador y discípulo de
Almeyda fue José Antonio Moreno, que inicia
exploraciones en 1832 descubriendo importantes minas de
cobre próximas a Copiapó, que le dan fortuna. En 1845
emprende colosal cateo barriendo toda la costa hasta
paralelo 23°, descubriendo minas de cobre en Taltal,
Paposo y El Cobre, las que explota con gran éxito. Se
instala con familia en esa soledad y más tarde descubre
el Cantón Salitrero de Taltal. Sus instalaciones mineras
fueron la más avanzada posesión chilena en el difícil
conflicto de límites con Bolivia.
En 1846 y a los 19 años,
se instala en Cobija José Santos Ossa y en los
próximos treinta años recorre el desierto en fructíferas
expediciones de cateo que le dieron fama, fortuna y
frecuente riesgo de muerte (fue encontrado en el
desierto al borde de la muerte por inanición, por
expedición de J. A. Moreno). Gran empresario y minero,
siempre en busca de nuevos desafíos, trabajó minas hasta
en Peine, en salar de Atacama. Pero su mayor logro fue
el descubrimiento y explotación del salitre en salar del
Carmen, que dio origen a la ciudad de Antofagasta.
José Díaz Gana
llega en 1860 y se instala en Cobija y Mejillones,
recorriendo infatigablemente durante los próximos 10
años el desierto, en compañía de un cateador de cobre,
un arriero, un peón y un perro. En 1870 encuentra, cerca
de Sierra Gorda, un rodado de piedras que resultó ser de
plata, había entonces que encontrar la mina. Trae desde
la cárcel de Huasco a "el Cangafa", ladrón y famoso
cateador de plata que se incorpora al grupo y descubren
la comarca de plata de Caracoles el 24 de marzo de 1870,
que dio fortuna al país durante las próximas dos
décadas.
■ LA MINERIA
A comienzos del 1700 fueron descubiertas en Freirina las
minas de Capote, llamadas Reales Minas de Sta Rosa, que
entregaron el oro con que se acuñaron los "doblones" que
circularon en Chile en ese siglo. Por Chañaral se
embarca en 1824 la primera partida de cobre exportada
por la República. Describiremos las principales minas a
partir de su puerto de embarque:
Chañaral en 1823,
Diego de Almeyda descubre Las Animas, trabajándolas por
más de medio siglo. En 1833, el cobre aflora en El
Salado y poco más tarde en Carrizalillo; Chañaral
contaba en ese entonces con tres fundiciones. En 1927
inicia su producción Potrerillos, la mayor mina de cobre
de esta Zona.
Huasco y Carrizal Bajo
por ambos puertos se exportó el cobre de los ricos
yacimientos de Labrar, Fraguitas, El Sauce y Carrizal
Alto. Hacia 1832, A. Edwards Ossandón inicia su fortuna
habilitando a mineros del área, y Walker Hnos. abren
casa de compra de minerales en Vallenar. En 1820 había
fundición de cobre en Labrar y más tarde en El Sauce,
Huasco y Carrizal Bajo, las que apagaron sus fuegos
hacia 1900.
Caldera puerto de
salida de los minerales del gran valle de Copiapó,
principalmente cobre de los ricos mantos de Amolanas, El
Checo y otros; también de algunas minas de plata como
Tres Puntas, hasta el descubrimiento de Chañarcillo.
Chañarcillo
descubierta en 1832 por el cateador Juan Godoy, fue la
tercera mina de plata más grande de América y la fortuna
de la Región y el país. Sus propietarios fueron muchos
copiapinos o avecindados en la zona, que trabajaron
distintas pertenencias en el cerro. Característica de
este sector es que los mineros e inversionistas
extranjeros – principalmente ingleses – no participaron
activamente en ChañarciIlo; fue una gesta
mayoritariamente chilena, que permitió la aparición de
una nueva clase industrial, financiera y política.
Junto a la mina se levantó una ciudad provisoria, la
segunda en población de la Región. Para su purificación,
el mineral requería de energía y agua y se lo
transportaba hasta el Río Copiapó, entre la ciudad y
Pabellón, donde existió una poderosa industria derivada
de Chañarcillo con veinte trapiches movidos por fuerza
hidráulica y más de 120 bateas de amalgamación de plata.
■ LA EPOPEYA DEL AGUA
Cerca del 80% de la población de esta Zona habita en la
costa, lugar sin recursos naturales de agua potable.
Además la minería del salitre y cobre requieren, para
sus poblaciones y procesos industriales, urgentes
recursos de agua industrial y potable en pleno desierto.
Esta dramática carencia fue resuelta inmediatamente en
el siglo XIX, importando agua en barcos cisternas desde
Arica y Valparaíso. Cuando los puertos adquirieron mayor
población, se instalaron plantas de destilación de agua
de mar, usando como combustible el carbón. Existieron en
todos los puertos y fueron grandes negocios para sus
propietarios: la de Cobija perteneció a José Santos
Ossa.
En este contexto acontece
un hecho singular, celebrado y recordado a nivel
mundial: en 1872, Carlos Wilson, inglés nacido en
Escandinavia y avecindado en Chile, donde formó familia
y murió hacia fines de siglo en Arica, construye en
Salinas (al costado de Carmen Alto) una planta de
destilación solar de su invención, que es considerada
internacionalmente como la primera aplicación industrial
en el mundo del uso de la energía solar.
Los planos de esta instalación han sido publicados en
revistas especializadas, consistía en casi una hectárea
de cajones de madera calafateados, de 30cm de alto,
pintados de negro y cubiertos herméticamente por un
vidrio en pendiente. Desde un pozo se bombeaba agua
salobre que corría por los cajones, el calor solar
evaporaba el agua, condensándola en los vidrios, la que
escurría por canales a estanques recolectores. Este agua
potable servía a la población vecina y a las enormes
recuas de mulas que bajaban mineral desde Caracoles a la
estación Salinas.
La apariencia exterior de la instalación semejaba un
gran invernadero de plantas, su rendimiento ha sido
calculado como muy próximo al óptimo alcanzado hoy por
instalaciones basadas en el mismo principio. Dejó de
funcionar en 1914, cuando el ferrocarril de Antofagasta
a Bolivia entra en el negocio del agua potable y
construye el primer acueducto desde la cordillera Siloli
Polapi hasta Antofagasta. Hoy sólo quedan vestigios de
vidrios rotos junto a estación Salinas.
La demanda creciente de
agua potable en poblaciones costeras y mineras y las
nuevas tecnologías aplicadas en minería basadas en
fuerte consumo de agua industrial han cambiado el
paisaje y el equilibrio ecológico en las fuentes de
extracción. Junto a todas las carreteras transversales
corren gruesos acueductos de acero. Cuando el terreno es
salobre, van apoyados sobre muros para evitar la
corrosión, y la mayor de las veces corren cubiertos a
tramos con tierra. Vienen desde fuentes en la alta
cordillera y extraen los recursos hídricos de una
población de pastores y agricultores. Ello ha producido
el paulatino despoblamiento de la Alta Cordillera,
visible por ejemplo en las Vegas de Turi y al pie del
volcán San Pedro.
Ejemplo positivo de
corrección de los recursos de agua es la desviación en
1951 del Río Salado (salobre y contaminador del Río
Loa), destinado como agua industrial para nueva planta
de sulfuros en Chuquicamata. También, la construcción
del tranque Conchi en la década de 1970, para regular el
regadío del Loa. Anterior el Tranque Sloman*, en el
curso inferior del Loa, destinado originalmente a las
salitreras y que hoy beneficia a la agricultura en
Quillagua. La más dramática expresión de esta demanda de
agua se aprecia en el puente de Conchi, en el alto Loa,
hacia donde convergen seis gruesos acueductos de acero
que atraviesan el profundo cajón del Río Loa y siguen su
curso hacia las ciudades costeras y empresas mineras.
Sin embargo, las
soluciones tecnológicas actuales generaron un profundo
cambio ecológico.
*Tranque Sloman. Represa hidroeléctrica
construida en 1905 por el Alemán Henry B. Sloman para
dotar de energía eléctrica a las máquinas elaboradoras y
a los campamentos de sus oficinas salitreras Buena
Esperanza, Rica Aventura, Prosperidad, Grutas y Empresa.
■ LOS FERROCARRILES
La minería es el gran impulsor de los ferrocarriles,
pues requiere movilizar rentablemente grandes volúmenes
de insumos, como carbón y agua potable en el desierto,
además de sacar minerales a los puertos de embarque. No
extraña por tanto que aquí se construyera el primer
ferrocarril de Chile y América del Sur.
Toda línea de ferrocarril se iniciaba en un puerto,
donde se instalaba la maestranza para recibir, armar y
mantener el equipo rodante proveniente de Inglaterra o
EE.UU. y desde el puerto se construía el tendido hacia
el interior.
En la zona de Copiapó se construyeron tres líneas de
ferrocarriles particulares, cada una perteneciente a
sociedades formadas por los propietarios de minas junto
con los contratistas del tendido ferroviario o los
proveedores extranjeros. La característica de estas
líneas es que eran todas transversales, desde el puerto
hacia la cordillera; sólo en el siglo XX es construido
por el Estado el ferrocarril longitudinal norte, que une
el país por el centro, transformando las antiguas líneas
en ramales. Estas eran:
Caldera línea
ferroviaria hasta Copiapó que se inaugura el 25 de
Diciembre de 1851, constituyéndose en la primera de
Sudamérica. En 1854 se inauguran ramales desde Pabellón
a Chañarcillo y de Paipote a Puquios, por el valle de
Paipote. Hacia 1860, la línea continúa por el valle de
Copiapó hasta San Antonio, para recibir los minerales de
Amolanas.
Carrizal Bajo en
1866 se instala la maestranza, para inaugurar al año
siguiente el tendido que sube por quebrada Carrizal
hasta mina Carrizal Alto y pronto dos ramales penetran
hasta el llano central.
Chañaral por
quebrada El Salado sube la línea hasta el mineral El
Salado, inaugurada en 1871, con inmediato ramal hacia el
sur a mina Las Animas y prolongación hasta el llano
central en Pueblo Hundido hoy Diego de Almagro. En 1925
se construye la unión longitudinal desde Pueblo Hundido
a Puquios, quedando interconectados los ferrocarriles de
Chañaral y Caldera.
Huasco este último
tendido ferroviario llega a Vallenar en 1892, construido
por una empresa norteamericana para Ferrocarriles del
Estado. |