Por Darwin Pinto y Roberto Navia |
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– En este Primero de Mayo ¿cuál es la proyección del movimiento obrero para el siglo XXI en Bolivia? – Desde 1923 empiezan las masacres en campamentos mineros que pedían beneficios sociales. Ese año en Uncía hay una matanza, en 1942 hay otra en la mina de Siglo XX. Las protestas siempre han sido ahogadas en sangre. El pueblo lucha y se une con los fabriles para hacer la revolución de 1952, algo que nunca perdonaría el dictador René Barrientos, que ordenó la masacre de San Juan (5.000 mineros desaparecidos por marchar en apoyo a la guerrilla del Che). El capitalismo ya no necesita capital humano. Ahora las máquinas sustituyen a los hombres. Cuando García Meza no me permitió volver al país y estuve exiliada en Europa, visité fábricas y vi cómo en un lugar donde trabajaban 400 obreros, hoy lo hacía una máquina con dos obreros. Saben que ese aparato no va a protestar, no va a hacer huelga, no va a pedir beneficios sociales, dejando de lado a 400 familias que van a engrosar la pobreza en el mundo. Ya nos les interesa el capital humano, por eso no les importa que nos tengamos que morir. Pero la gente sigue peleando por lo justo, ahí está octubre y febrero. – ¿Lo de las movilizaciones ahogadas en sangre se debe a que la clase obrera boliviana era más combativa o a que los gobiernos eran más brutales? – La burguesía siempre ha sido brutal, mentirosa y ladrona. En la Guerra del Chaco se encontraron por primera vez los pobres de las minas, el campo y las fábricas. Eso desembocó en la revolución de 1952. Allí el pueblo luchó, pero le entregó el poder a la pequeña burguesía. Esa burguesía que no estaba consciente de lo que el pueblo quería. Se nacionalizan las minas menos rentables, y con las más rentables se crea la minería chica, la minería mediana, y entran las empresas privadas con el padre de Sánchez de Lozada al mando, entre otros, y el Estado acepta pagar una indemnización a los barones del estaño. Hasta 1970 se pagó la indemnización. Sin invertir ni un centavo, Patiño, Hochschild y Aramayo siguieron enriqueciéndose. El 21060 ideado por Jeffrey Sachs, fue una bomba atómica para los trabajadores de Bolivia. El modelo neoliberal en 1985 echó a la calle a más de 50.000 obreros.
– ¿Cuál es su visión de país 19 años
después del 21060? – ¿Qué efecto tuvo ese decreto en el movimiento de los trabajadores? – Como dije, fue una bomba atómica. Pensé que toda mi vida la iba a pasar en Siglo XX, pero el 21060 nos echó a la calle a todos. El decreto decía que dejemos en 90 días las viviendas donde muchos habíamos nacido, ¿y dónde íbamos a ir? Entonces mi padre, que luchó por la patria en el Chaco y peleó por su clase en el ´52, murió pobre, sabiendo que quedábamos sin nada. Si mi padre resucitara vería cuántos niños seguimos teniendo desnudos como entonces, mendigando en la calle. Mi madre había muerto cuando yo tenía diez años, de modo que quedé responsable de cuatro hermanas menores. La gente empezó a vivir en carpas. El 21060 no sólo fue el retiro de los obreros. Antes de eso, la ley decía que ningún patrón tenía derecho a retirar a los obreros sin una causa justificada. Pero ese decreto se cambia por otro que dice que el patrón tiene derecho a la libre contratación de su personal. Además hubo aperturas de fronteras en las que el contrabando aniquiló a la pequeña industria nacional. El movimiento obrero se ha recobrado un poco en octubre. – ¿Ha sido vano el movimiento obrero de casi un siglo? – Ha quedado en nada. Estamos peor que el ´52. Ahora no tenemos minas, ni petróleo. El 18% de los beneficios del gas para Bolivia es miserable. Pero la gente sigue peleando. – ¿Cree que el país no tiene memoria? – ¿Usted cree que el pueblo eligió a Banzer? Los que eligieron a Banzer fueron el MIR, Condepa y UCS. El pueblo tiene memoria, pero los medios de comunicación quieren hacer olvidar la historia. Los medios nos hablan de violencia. ¿Por qué no muestran las razones por la que un pobre mata a otro por un pedazo de pan? – ¿Cuál fue el papel de las radios mineras en los movimientos laborales en los ´70? – Después de la revolución del ´52 los sindicatos deciden tener sus propias radios a través de campañas populares. Todos podían hablar allí. Los obreros pagaban el sueldo al personal de las radios. Cuando había golpes de Estado, las 30 radios mineras hacían cadenas hasta que el ejército las destruía (como pasó desde 1964), para luego, con la presión de los trabajadores, reponerlas, pero con menos potencia y sin los discos de protesta que nos llegaban de los países socialistas. Y así empezábamos de nuevo. Eso fue hasta 1985 cuando el 21060 terminó todo. Hoy persiste la radio minera pero ya no tiene fuerza. Ese sistema de información fue el primero en Latinoamérica. – ¿Qué futuro le ve al país? – El Presidente le ha mentido al pueblo, ha dicho: haremos nueva Ley de Hidrocarburos, pero eso es mentira, porque no se va a poder hacer. Esto va a cambiar con una revolución. El Primero de Mayo vamos a lanzar el Movimiento Guevarista, agrupación política que pretende representar la lucha del pueblo, dividido por el FMI y las transnacionales. Si este Gobierno haya estado con el pueblo debía haber enjuiciado a los responsables de febrero y octubre. Kukoc sigue libre. Entre ellos se protegen. – ¿Es posible conseguir ese tipo de cambio en un mundo globalizado? – Aún se puede hacer una revolución. Las bases para un Gobierno que rompa con las injusticias es una nueva sociedad. Ahora nos distraen con todo. Si la mujer participa, aparece el feminismo que enseña a luchar contra el hombre. Si el campesino empieza a luchar, le dicen que tiene que pelear contra los k´aras (blancos). La religión siempre está diciendo que el pueblo se calme, pero no pide al Gobierno que le dé trabajo a la gente. Las injusticias no van a ser para siempre. – ¿Cuán difícil era ser mujer en un campo minero? – En Pulacayo hacía un frío terrible. No había baños ni escuelas. De niña iba a hacer pis a la calle, y entonces el orín corría como una viborita que de pronto se empezaba a congelar desde la cabeza, y el hielo avanzaba, y una salía corriendo por temor a que el hielo se le entre al cuerpo (risas). – ¿Ha evolucionado el movimiento sindical boliviano? – Tratan de destruir a los sindicatos. La COB bajó de perfil porque permitió el ingreso de oficialistas en su seno. – ¿Usted tenía cáncer? – Sí, me lo extirparon del seno derecho gracias a la solidaridad de los compañeros cubanos. – ¿Qué soñaba de pequeña? – Quería que se acabe la pobreza. Agarrábamos un pañuelo con mis hermanas, le poníamos azúcar y lo tirábamos a la calle a ver si algún pobre se lo alzaba. Mi papá lo encontraba y nos reñía por eso. – ¿Dónde se refugia cuando se siente cansada? – Escribo a mi padre muerto, como si él estuviera frente a mí, buscando quizá su consejo. – ¿Y el recuerdo más bonito? – Cuando Banzer renunció. – Digo un nombre y usted me dice qué piensa: Jaime Solares. – Si ofrece una huelga general indefinida, debe decir qué viene después de la huelga. – El embajador Greenlee (EEUU.) – Se hace la burla del país. – Evo Morales. – Es parte del sistema. Se cree el futuro Presidente. Para tomar el poder, hay que planificar. – La Media Luna. – No le he dado importancia. Inventan todo para distraernos. – ¿Que opina de Picachuri? – Ha sido lo que le pasa a los ex mineros, aunque no se aten dinamita en el cuerpo. – ¿La Constituyente? – Otra distracción. Pueden cambiar leyes, pero no van a recobrar nuestra soberanía. – El presidente Mesa.
– Es un mentiroso. |
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Moezza Viezzer recopiló en el libro "Si me permiten hablar... Testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia", varias entrevistas que tuvo con Domitila, y en 1971 Jorge Sanjinés hizo un largometraje sobre la masacre de San Juan, (ejecutada por Barrientos por considerar a los mineros soporte de la guerrilla del Che), de la que Domitila fue sobreviviente. Desde el año '63 participó del Comité de Amas de Casa de la mina Siglo XX, que enfrentó a las fuerzas represivas de distintas dictaduras. Ahora impulsa la Escuela Móvil de formación, mediante la que cuenta la historia “no oficial” de Bolivia. Radica en la ciudad de Cochabamba, y está por lanzar el Movimiento Guevarista, una fuerza política que apuesta por una nueva revolución en Bolivia. |
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→Eduardo
Galeano / Escritor uruguayo (→Las
venas abiertas de América Latina) En esta noche de San Juan, mientras ocurre la mejor de las fiestas, el ejército se agazapa en las montañas. Casi nada se sabe aquí de los guerrilleros del lejano río Ñancaguazú, pero el general Barrientos cree que en cada minero anida un taimado terrorista. Antes del amanecer, al final de la fiesta de San Juan, un huracán de balas arrasa el pueblo de Llallagua. Hay que cavar muchos pozos. Cuerpos de todos los tamaños yacen en hilera, tendidos, esperando. Domitila grita contra los asesinos, desde lo alto del muro de un cementerio. Ella vive en dos piezas sin letrina ni agua, con su marido minero y siete hijos. El octavo quiere salir de la barriga. Por insultar al ejército boliviano se la llevan presa.Un militar le escupe la cara, ella le escupe la cara y él le da una patada. “Le di un sopapo. Me apretó mi cuello y estaba por ahorcarme. Del puño lo había agarrado y lo había estado mordiendo... Tuve un asco terrible al sentir en mi boca su sangre”, dice Domitila. “Cuando me desperté como de un sueño, había estado tragándome un pedazo de mi diente. Entonces noté que el tipo me había roto seis dientes”. La encierran en prisión y sobre la tierra fría nace y muere su hijo... |